Como un desubicado que no acaba de entender como llegó a
este lugar, el Instituto de Medicina Tropical duerme ajeno a la ciudad en el
interior del recinto hospitalario Simao Mendes. Su planta en tres naves y la
fachada escalonada, le dan un aire de iglesia art decó; algo tétrica por las décadas
de abandono. Destacan las líneas simétricas de la parte superior de la fachada, rematada
por tres pináculos que refuerzan su verticalidad.
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